Un 45% de los docentes dice tener una salud psicológica mala o muy mala y un 36% reconoce estar dispuesto a dejar la profesión, según una encuesta del sindicato USTEC. El trabajo se inició en mayo y obtuvo 10.414 respuestas completas y más de 14.000 si se tienen en cuenta las parciales de un total de unos 90.000 docentes a los que se hizo llegar. Por lo que respecta a la salud psicológica, un 28% dice que es insatisfactoria y un 17% muy insatisfactoria. Por el contrario, existe un 20% que la valora satisfactoriamente y un 7% muy satisfactoriamente, mientras que un 28% no la ve ni satisfactoria ni insatisfactoria. Por otro lado, hay un 64% de los profesionales que apunta que trabaja seis días a la semana y un 24% dice realizar más de 13 horas de trabajo en casa.
Según apunta la encuesta, la tendencia es de mayor malestar mental entre los más jóvenes, especialmente entre los de 31 a 40 años, y entre el personal interino. Por tipología de centros, en los instituto-escuela es donde se concentran los mayores índices de malestar, donde se alcanza un 47%.
Entre los docentes con problemas económicos, solo un 17% afirma tener una buena salud mental, mientras que el 60% la considera mala. “La dimensión material es una de las más relevantes”, ha dicho el portavoz de USTEC Xavier Diez en la presentación de los resultados del estudio.
Al ser preguntados por la salud física, el 20% la ve insatisfactoria, el 9% muy insatisfactoria, por un 30% que la ve satisfactoria y un 11% muy satisfactoria.
Los más jóvenes, más predispuestos a dejarlo
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Por lo general, hay un 36% de los encuestados dispuestos a dejar de ser docentes. Existe mayor predisposición de abandono de la profesión por parte de los hombres (42%) respecto a las mujeres (34%), por parte del colectivo de 31 a 40 años (44%) respecto a los mayores de 50 (25 %) y por parte del profesorado de los centros de formación de adultos (40%) y de la ESO (38%).
USTEC explica que los más dispuestos a marchar son los que llevan entre cinco y diez años en el sistema (43%). En cambio, los mayores de 50 son los menos (16%). Por tipología de centro, los docentes de los institutos-escuela y de los centros de adultos son los más favorables a dejar la profesión.
Si se mira el nivel formativo, las personas con calificación superior son los más predispuestos a dejar su trabajo. En el caso de los doctores, por ejemplo, el 43% así lo afirma. Y si se mira por nivel de ingresos, un 50% de aquellos que tienen ingresos familiares de menos de 1.800 mensuales están dispuestos a dejar de ser docente y el porcentaje va disminuyendo hasta alcanzar el umbral de los 5.000 euros (26%).
Según explicó Diez, el hecho de que los doctorados sean los más predispuestos a dejar el trabajo muestra que la docencia está “dejando de ser atractiva como salida laboral digna” y está “devaluada”. El portavoz de USTEC también ha explicado que, entre quienes tienen padres doctorados o licenciados, existe la percepción de que el hecho de que los hijos sean docentes supone una rebaja del estatus profesional.
El resultado de la encuesta también indica que el 37% de los docentes dispuestos a dejar de serlo lo haría por un trabajo de un estatus y salario similar, mientras que un 29% buscaría uno de un estatus y salario superior y un 13% quisiera un estatus similar y un salario superior. De los encuestados, un 27% de los hombres y un 22% de las mujeres se plantearía dejar la profesión ese mismo año, mientras que poco más de la mitad de lo global lo haría en un plazo de cinco a diez años.
Profesión “degradada”
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Sobre cómo valoran el ambiente de trabajo, el ambiente de trabajo (36%) y la flexibilidad horaria favorable (19%) son dos de los aspectos positivos del trabajo. Sin embargo, los conflictos con personas (43%), la carga mental (25%) y la burocracia (19%) son los factores que hacen menos atractiva la profesión.
En la presentación del estudio, Iolanda Segura, portavoz nacional de USTEC, ha señalado que los decretos de plantillas, dirección y de autonomía ha creado una “dinámica de verticalidad” en los centros y han generado malestar entre el profesorado por la carencia de autonomía. También advirtió de que, en algunos casos, generan una “competición” entre compañeros, que contribuye a esta cifra de conflictos en personas que restan atractivo a la profesión.
Sensación de “proletarización”
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Por otra parte, Diez advirtió de que se está “degradando” la profesión con una sensación de “proletarización” entre los docentes, que sienten que han perdido independencia profesional.
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Esta degradación, dijo el portavoz de USTEC, viene de una “acumulación de factores morales y materiales”, con una pérdida de poder adquisitivo entre el profesorado de entorno al 20%, remarcó. “Hay una sensación de profesión degradada que hace que cada vez sea menos atractiva“, ha subrayado, advirtiendo de que existe un problema para encontrar docentes, especialmente en algunas especialidades como matemáticas o lenguas. “Será un problema muy grande”, alertó.